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jueves, 24 de febrero de 2011

Capítulo final

...Al final Suro consiguió llegar a su afluente natal. con Gisella a solas.

Suro dijo:

- Durante mucho tiempo mis propios compañeros, mis propios hermanos han pensado que no podría tener descendencia. ahora sólo yo tendré descendencia.

El ingenio y la amistad de Suro superó a la de los otros salmones....

Gisella, comenzó a llorar, ni siquiera sabía cómo aquel imbécil había podido convencerla para que le siguiera.

- ¿Qué pasa? - dijo Suro - ¿Por qué lloras? - prosiguió.

Gisella se dio media vuelta y volvió a intentar salvar a sus compañeros desesperadamente, pero fue en vano, cuando llegó todo estaba calmado, no quedaba ningún hermano, ningún amigo, sólo quedaban Suro y ella, justo como él había planeado. 

Pensó qué pasaría si no hubiese descendencia, si todas las generaciones que habían pasado por aquél afluente desapareciesen de repente, y al final, sin saber bien por qué, pensó en volver a buscar a Suro para aceptar a regañadientes su proposición.

Mientras tanto, Suro estaba ansioso, no podía soportar que su plan hubiera salido mal, siguió dando vueltas y vueltas, pensando cómo solucionarlo. 

De repente, Suro cayó en la cuenta de algo, ¡Gisella había vuelto al estanque de abajo, donde el castor estaba devorando todos los salmones!

Se apresuró sin dudarlo un segundo, bajó las cañerías especiales que había construido el castor para que pudiese atravesar con facilidad el dique. Pero cuando llegó no vio a nadie. Era demasiado tarde.

Aquel día, una camada entera de salmones que vivían en un río de Alaska desapareció.




(Capítulo 4, Final)

miércoles, 23 de febrero de 2011

Gisella

Como toda familia de salmones, Gisella nació en lo alto de un río con aproximadamente 400 hermanitos y hermanitas. pero Gisella era especial, tenía la cola muy ancha y era la más guapa de toda la camada.

El que tuviese una cola así favorecía su aprendizaje en el colegio, así consiguió ser la más popular en su grupo de amigas, era la que más saltaba del grupo. Consiguió, gracias a eso, rodearse de los chicos más deportistas y atractivos de su colegio. Todas las chicas, aunque la trataban como a su líder, en realidad la envidiaban.

Con sólo 1 mes de vida ya se apuntó para ser la animadora del equipo de salto acuático, y sus progresos no pararon a lo largo de su vida.

Sin embargo, pese a ser la más popular y la que más premios tenía, Gisella no era feliz. Pensaba que todos deberían tener la oportunidad de saltar tanto como ella, y que era tan popular por haber nacido así. Se fijó en un un salmón, que había sufrido toda su vida por tener una cola estrecha, ella lo miraba con pena, sabía que el destino de aquel salmón no era bueno.

Cuando cumplió los 4 meses, Gisella dejó de saltar, dejó el instituto y dejó todo lo que había conseguido todo ese tiempo. No entendía porque todos no tenían las mismas oportunidades, se sentía estúpidamente superior a otros sólo por tener un rasgo físico mejor.

Todos los pensamientos que le abordaban concluyeron en uno: ayudar a los salmones menos favorecidos. así dedicó el resto de su vida a cuidarlos y entrenarlos horas extra, inventó una forma nueva de saltar medialte la cual se  conseguía, pese al tamaño de la cola, una gran altura y las mejoras fueron increíbles. 

Pero jamás volvió a ver a aquel salmón que le hizo pensar, aquel con la cola tan estrecha....
Por fin llegó el día en el que saltarían río arriba para poner sus huevos. Pero sucedió algo terrible, los castores habían construido un dique tan alto que ni tan siquiera ella podría saltar.

Continuará...

(parte 3)

martes, 8 de febrero de 2011

Castor carnívoro

En las frías montañas de Alaska, donde las plantas están siempre en flor (porque están congeladas) y los salmones suben los ríos para poner sus huevos, nació un castor. Sus padres le cuidaron muy bien, habían construido una cabaña de madera y allí dentro se estaba calentito.

Un día, mientras el castor nadaba para divertirse, se le cruzó un pequeño salmón, el castor iba con la boca abierta y se lo comió sin querer.

En comparación con el burdo sabor a tronco, el salmón era un verdadero manjar. a escondidas de sus padres el castor comía salmones, se aprovechaba de la temporada en la que los salmones saltaban para cazar alguno que otro. Hasta que sus padres le pillaron...

- Durante siglos esta familia ha comido troncos, troncos y troncos, y tú la has deshonrado!! - gritó el padre lleno de furia. -a partir de ahora vivirás en el río de al lado. No queremos a nadie como tú en nuestra familia!!

El castor no tuvo más remedio que irse de aquél río, y marcharse al contiguo. cuando llegó allí se encontró con un salmón, pero fue el único salmón que le habló. Le preguntó por qué estaba tan triste.

El castor confesó todo, y se hizo amigo del salmón. Juntos vivieron grandes aventuras, y un día el salmón le propuso un pacto, él le ayudaría a construir un dique tan alto que ningún salmón pudiera saltar, así todos los salmones se quedarían allí y el castor podría comérselos a todos, a cambio de que le dejase paso sólo a él y a su chica.

El castor aceptó, sin duda se alegraba de haberse separado de su familia.

Meses después, el castor pudo comer el mayor manjar de salmones que nadie pudiese imaginar.

Continuará...

(Parte 2)

lunes, 7 de febrero de 2011

Salmón de cola estrecha

En un río de Alaska, una familia de salmones tuvo muchos bebés, entre ellos Suro, el número 312 en nacer de la camada.

Cuando Suro  cumplió 3 días, fue a su primer día de colegio. - en el colegio de salmones se enseña el arte de saltar, para poder escalar el río otra vez para tener hijos-.

Todos los compañeros de Suro se rieron porque era el que tenía la cola más estrecha. 

- Con la cola tan estrecha, - decía un compañero suyo - no vas a poder saltar ni un centímetro!!

Suro volvió llorando a su casa. pero por el camino se encontró a Gisella, una salmona hermosa, Suro no había visto ninguna salmona tan preciosa en su vida.

Pasaron los años y Suro siguió enamorado de Gisella, y en su clase seguían metiendose con él. Cada día que pasaba, los insultos de los salmones eran más crueles.

Un día Suro se enfadó tanto con sus compañeros que se marchó lejos del lugar. Nadó durante minutos... muchos minutos...Se encontró con un castor, el castor se hizo amigo del salmon, aunque era una amistad con una tensión innata se llevaban muy bien.

Suro le contó a su amigo lo que le pasaba con su cola y cómo sus compañeros le habían hecho la vida imposible. Le confesó también su amor por Gisella. Su afluente natal, etc. entre los dos amigos no había ningun secreto. 

Cando llegó el momento de subir el río, 5 años después, los salmones compañeros de Suro estaban muy fuertes, todos se disponían a regresar a su afluente natal, pero se encontraron con una barrera...

El castor había construido un dique que era demasiado alto incluso para el más fuerte de todos los salmones. el terror corrió por las escamas de los salmones.

Todo era un plan que durante años había estado planeando Suro. Con cautela avisó a Gisella, que estaba entre el grupo de los salmones. y se fueron por un pasadizo que el castor había preparado. Gisella le siguió un poco confusa. pero con muchos saltos en vano, al final Suro consiguió llegar a su afluente natal. con Gisella a solas.

Suro dijo:

- Durante mucho tiempo mis propios compañeros, mis propios hermanos han pensado que no podría tener descendencia. ahora sólo yo tendré descendencia.

El ingenio y la amistad de Suro superó a la de los otros salmones....

Continuará...


(parte 1)