Ella extendía su brazo hacia él. En su mano: una pistola. Su
dedo: en el gatillo.
- ¡Di que me quieres!
- ¡No te conozco de nada!
-¡Trabajo en tu misma fabrica!
Él intentó recordar la imagen de la chica que le estaba
amenazando desplazada al ambiente de trabajo. Pero la fábrica en la que ambos
trabajaban era muy grande y el número de empleados… incontable.
- Lo siento… somos muchos trabajando allí, no me he fijado
en ti…
- ¡Ése es el maldito problema Alex, ése es el puto
problema!, no dejo de mirarte, de fijarme en ti. He averiguado todo cuanto he
podido sobre ti, ¡Lo sé todo!.. sin embargo… Alex, tú… tú no me miras, tú no te
fijas en mí, ¡TÚ NO ME QUIERES! – una lágrima recorrió la mejilla de la chica,
y seguidamente un suspiro provocó un mar de lágrimas que corrían desde sus ojos
hasta su barbilla, donde se desprendían con melancolía cayendo en el abismo –
Necesito que me lo digas, necesito tu aprobación, o me harás disparar.
Silencio.
¡O ME HARÁS DISPARAR COÑO!
La ultima “o” se alargó en varias ráfagas de sonoridad
debido al eco que se producía en el almacén oscuro en el que se encontraban,
una única luz encendida se alzaba junto a la puerta, como queriendo dar la
oportunidad de salir de aquel infierno ya que grabado en el plástico rectangular
transparente que rodeaba la bombilla se podía distinguir perfectamente escrita
la palabra EXIT.
Ella acercó amenazante la pistola a la cabeza del chico, su
mano temblaba, y en su cara se podía leer una expresión hibrida de ira y pena. Su
labio superior también temblaba desplazándose en cada temblor un poco hacia la
izquierda.
Repentinamente el cañón de la pistola cambió de sentido,
ella se apuntó a sí misma y disparó.
El chico, mientras contemplaba el cadáver de aquella loca
pensaba que jamás podría olvidar aquellas escenas tan impactantes, que sufriría
pesadillas todas las noches con el incidente, que jamás volvería a ser la
persona que fue hasta ese momento.
Sin embargo, esa misma noche tras ser rescatado, el chico se
acostó en su cama de medio lado con las rodillas ligeramente flexionadas, apoyó
la cabeza en la almohada, presionó la parte inferior del interruptor colocado
junto a su cabeza y se durmió.
La mañana siguiente transcurrió como todas. El chico se hizo
un zumo de naranja para desayunar, se marchó al trabajo y lo realizó
correctamente, como de costumbre. En la empresa parecía que nadie echaba en falta una empleada.
El chico no había olvidado el suceso, de hecho sabía que lo
ocurrido en aquel almacén había sido real, apareció en el noticiario nacional.
Sin embargo no sentía ninguna emoción negativa al respecto.
Sorprendido por sí mismo acudió al lugar del suicidio,
rodeado por bandas de la policía pero desierto en aquel momento. Al acercarse
al lugar exacto donde el cadáver de aquella loca yacía apoyado angelicalmente
sobre una sábana extendida de sangre ya seca comenzó a llorar.
No lloraba por miedo, no lloraba por rabia, no lloraba por
haber visto esas imágenes ni por la experiencia vivida. Lloraba porque acababa
de darse cuenta que se había enamorado de aquella chica. Mientras ella le había
estado apuntando con el arma él experimentaba sensaciones extrañas en su
cuerpo, no era miedo sino amor. Y podían haberse amado mutuamente si él se lo
hubiera dicho a tiempo.
El cuerpo del chico apareció colgado por el cuello de una cuerda
atada a una viga, justo encima de donde ella murió.
Me gusta que experimentes en otros campos... ;) y los finales impactantes como este son geniales :D Te vas superando!! Aunque también tienes muchos muy buenos por los comienzos :)
ResponderEliminarO.o ¡Vientos de cambio!, me gusta éste tono más violento y trágico...
ResponderEliminarEso de enamorarse después de que se mató es una estupidez :v pero aún así creo que es bueno
ResponderEliminar