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sábado, 22 de enero de 2011

El labio que se enamoró del herpes

Había una vez unos labios muy tristes porque sólo hablaban con los dientes, que eran muy tiquismiquis y se llevaban fatal. A veces también hablaba con la lengua, que de vez en cuando se asomaba, pero era una hipócrita y siempre critibaca por la espalda, contándole a su amigas campanilla y garganta lo secos que estaban los labios.

Un día, apareció un herpes en los labios, y él labio se enamoró de él. era tan original... vestía elegante, con un vestido marrón con lunares blancos, con esa melena dorada como el oro destacaba sobre las demás partes del cuerpo.

El herpes también se enamoró de él, y cada vez que el dueño del labio se enamoraba, el labio se ponía contento porque quizás vería a su amado herpes.

Un día, el herpes le dijo al labio:
- Lo siento, he escuchado cómo el dueño decía que se iba a operar para eliminarme.

Los dos lloraron toda la noche, pero tubieron oportunidad de despedirse.

Pasaron los años y el labio esperaba con esperanza volver a encontrarse con su amado herpes, pero jamás se reunió de nuevo con él.

El labio siguió hechándole de menos hasta el día en que encontró a alguien que era incluso mejor que el herpes. El chocolate. su amor fue tan repentino como el que sintió por el herpes, de nuevo esa sensación en la comisura superior, como un cosquilleo.

El labio jamás se olvidó de su romance con el herpes y lo maravilloso que fue, pero había encontrado alguien mejor, y lo veía más a menudo. y así el labio volvio a ser feliz y a estar enamorado para siempre.

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