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lunes, 4 de noviembre de 2013

Deliciosa sustancia blanca

Sin duda me atreví a probarlo, esa estúpida sustancia blanca que te deja como en ascuas, deseoso de más y más.

El caso es que tenía sueño, de hecho me estaba muriendo de sueño, y se me habían quitado las ganas de ir al centro de la ciudad. Pero era mi deber, unos amigos me estaban esperando y pensé que si me la tomaba podría aguantar más tiempo despierto. Al fin y al cabo en pocas ocasiones he estado tan “zombie” como en aquella. Miraba la televisión y mi cabeza se desprendía de mi cuello empujada por la gravedad; Leía y sucedía absolutamente lo mismo de nuevo. Incluso andaba por el pasillo y mi cuerpo obedecía a duras penas mis órdenes.

Decidí entonces hacer uso de la blanquecina sustancia que, para ser sincero, no era la primera vez que probaba, pero nunca me había gustado tanto como en aquel día. El blanco convirtió el sueño en lucidez, el negro de la noche se convirtió en miles de tonalidades oscuras, el sueño pasó a ser historia y pude entonces coger el coche.

En el fondo, agente, yo sabía que tendría un accidente. Suponía que me encontraba despierto sólo en mi mente, porque mi cuerpo no respondía tal cual lo deseaba. Y sólo 2 horas de sueño en dos días no son suficientes.

Pero mis amigos me necesitaban, yo soy el único de ellos que tiene coche, yo soy el único que podía ayudarles… y ahora mira en qué lío ando metido…

¿El coche?, sí, era mío, me lo regaló mi tío cuando le tocó el gordo de navidad, no era gran cosa pero siempre he sido una persona impulsiva y el coche me hacía bien. Ahora está irreconocible… aún pienso que me salvé de milagro de aquel accidente.

La culpa fue mía agente, la culpa fue por la maldita sustancia blanca, pensaba que eso me despejaría la mente, que podría vencer la lucidez, pero al igual que viendo la televisión o leyendo, mi cuerpo se rindió ante la gravedad, caí dormidito como un ángel mientras conducía… mi pie se hundió por completo en el acelerador, recuerdo entre-sueños escuchar el coche con las revoluciones disparadas, también chirriaron las bandas sonoras que indicaban que me estaba saliendo. Aun así, escuchando todo lo que me estaba pasando, mi cuerpo perecía rendido al limbo. Hasta que abrí los ojos y pude ver cómo el coche estaba completamente suspendido en el aire, abalanzándose hacia el suelo de aquél cañón.

Cuando el coche tocó el suelo, pude notar cómo el cinturón me sostenía y me salvaba de una muerte segura, y aún no puedo creer que esté aquí vivo hablando con usted, agente.


¿Cómo? ¿Quiere que le hable de la sustancia blanca? Aquel fue el mejor vaso de leche de la historia, jamás me arrepentiré de haberlo tomado.

2 comentarios:

  1. jajajaja ya se te echaba de menos genio :P yo también me mataría por un vaso de leche con cola cao :) :)

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