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martes, 1 de noviembre de 2011

Sol y Luna

Hace muchos trillones de años, existió una chica llamada Luna, ella tenía la cara enfermiza y paliducha, vestía de negro y siempre se ocultaba ante el público, tenía miedo a las multitudes y se mordía las uñas hasta hacerse verdaderos cráteres en sus dedos.
Luna se enamoró de un chico que jugaba al baseball, fornido, sociable y lleno de energía. Pero ella jamás se acercaba a él porque era demasiado tímida y él estaba rodeado de las mujeres más guapas, las estrellas de Oclahoma. Eran las animadoras del equipo en el que él jugaba y todas tenían un tipazo que Luna (y cualquier otra chica) envidiaba.
Cuando llegó el fin de curso, y con el fin de curso el baile de fin de curso, y con el baile de fin de curso la búsqueda incesante de parejas para el baile de fin de curso,  Luna no fue capaz de encontrar una pareja que la acompañase en esa noche tan especial, sin embargo, Sol (el chico fornido) apareció en su casa con un ramo de flores y le pidió ser su pareja. Fue tal la sorpresa que se llevó Luna que se desmayó y su cabeza chocó contra el suelo.
Cuando despertó, se encontraba en el hospital con Sol, que le dijo que quería ser su novio, que siempre había estado enamorado de ella, que las estrellas de Oclahoma le parecían patéticas, que siempre se fijaba en ella en la clase de matemáticas y que le gustaba su forma de ocultarse y aparecer.
Tras este suceso, ambos estudiaron en la universidad juntos, al acabar los estudios vivieron los dos en una casita en el centro de la ciudad, se casaron y tuvieron una niña, Tierra.
Pero tras varios años más de convivencia, algo salió mal, Luna se volvió aún más siniestra, hasta el punto de no salir de casa, no aguantaba relaciones ni con sus propios padres. A su vez, Sol se volvió adicto al deporte, sólo se dedicaba a esculpir cada músculo de su cuerpo como si  de un escultor del renacimiento se tratase. La niña crecía y el ambiente no era el adecuado para ella así que Sol y Luna tomaron la decisión de divorciarse.
Todo fue mucho mejor, Sol seguía haciendo deporte sin necesidad de cuidar de Luna y sus rarezas, y Luna se fue a vivir a una casa apartada de la sociedad, al otro extremo del mundo. Tierra creció bien, veía a sus padres por turnos, un mes con Sol y otro mes con Luna y sólo muy de vez en cuando se juntaban los tres para conversar sobre su vida, momentos que Tierra llamó eclipses.

1 comentario:

  1. En los eclipses de Luna iban a casa de su madre a cenar, y en los eclipses de Sol iban a casa del padre a comer... xD

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